miércoles, 22 de agosto de 2007

La confianza y la mirada


Entre las ventanas de horario que tengo en la universidad, fui al dentista. Cuando regresaba, cosas que ocurren y que uno solo se deja llevar, me fui por otro camino por el solo motivo de que me dio la gana. Dada la casualidad, me tope con un no vidente, que andaba, vulgarmente hablando, chocando con la muralla y apenas podía avanzar con su bastón para ciegos. Lo penoso fue que había gente a su alrededor, pero nadie se acercaba a darle una mano. Me acerqué y lo ayudé. Estaba algo exaltado, y mientras caminábamos me comentó que su hermano fue operado de un tumor del cerebro, y que iba a verlo al edificio de neurocirugía ubicado en José Manuel Infante, Providencia. Hombre más preocupado no había en ese minuto más que él, su hermano no estaba sano y sus sobrinos, me señaló, estaban de muerte, hecho que le daba pena e impotencia. Me confesó, luego, que estaba algo perdido cuando me lo topé, y me agradeció que lo ayudara a encaminarlo hasta su paradero, y lo dejé arriba en informaciones.

Es increíble lo bello, y lo triste, que envuelve esta situación. Es triste darse cuenta lo enajenados que estamos las personas hoy en día. Podemos pasar por el lado de alguien que necesita con tantas ganas de una mano amiga, alguien que por cuestiones del destino no tiene la capacidad para hacerlo por si solo, necesita de nosotros y no hacemos nada. Es diferente en el caso de un mendigo, que teniendo la potencialidad, no la desarrolla. Esta bien, reconozco que todos queremos ser alguien en la vida, queremos progresar y para ello debemos tener una visión individualista, pero aquello no quiere decir dejar de lado el lado humano, el sentido social. Sé que la mayoría sabe que no somos perfectos, yo no tengo cualidades de baile, de arte ni de música, me puedo incluso considerar un cero a la izquierda para cosas que llenan el alma; pero tal vez, un pequeño gesto, para otra persona, le signifique mucho.

Lo bello de esta situación, es que, pese a la incapacidad visual que tiene este caballero, pese a que no podía verme directamente a los ojos; uno si podía ver como aquél reflejaba su lindo ser interior, y su preocupación del momento.

Una linda situación; en el cual descubrí que si todos tuviésemos un ser interior conciente con los demás y con el entorno, se podría vivir en una sociedad con confianza; y que, aunque uno sea no vidente, si puede reflejar muchas cosas del alma con tan solo una mirada.

jueves, 2 de agosto de 2007

El sentido de vivir


Un día salí de mi casa, me subí al no muy bien ponderado transantiago y los rostros de la gente no se veían muy alegres que digamos; siendo prácticamente acarreados como animales a sus respectivos puestos de trabajo. Al lograr bajar veo dos hombres tomados de la mano, algo incómodos, mirando de un lado a otro por el motivo del qué dirán; y en la esquina de la plaza una niña fumando marihuana y, además de tener la vista perdida, para mi sorpresa, esperando guagua. Me empecé a preguntar ¿Por qué?... ¿por qué las personas se están deteriorando tanto? La única respuesta lógica para dar solución a esta incógnita, es que no pueden vislumbrar su fin, su sueño de vida.

¿Qué es el hombre sin un sueño… sin una meta, sin un proyecto de vida? El hombre es un animal de naturaleza racional, tiene la capacidad inherente de diseñar su futuro próximo. Hoy en día, por diversos factores, vemos que los jóvenes están siendo bombardeados de falsos buenos estímulos. Y digo falsos porque en realidad no nos proporciona la bondad necesaria en nuestras vidas. Un factor importante es la televisión, que desde tiempos ideológicos ha ido paulatinamente sacando del aire programación que enriquece al alma. Solo se ensañan en mostrar lo malo de la vida, desilusionando a los soñadores, a los niños y a todos en general, causando la sensación de que nunca se llegará a la paz, a la dicha, a la tan ansiada felicidad.
Yo creo en la superación social, tengo fe de que es posible nacer en cuna de cartón y lograr dormir en cerro castillo. Para ello se necesita ser fuerte y no dejar caer los brazos en luchar por los sueños. Esto requiere de despertar del letargo mental que nos quieren inculcar la cultura de la televisión; de romper con la anacrónica forma de pensar de que hay pobres por una cuestión natural, de que solo existe amor de pareja entre personas de diferente sexo, de que el color de piel da rango social, etc. Estos 2 pasos vienen siendo el cimiento del paso más importante: el de tener un sueño. Pero un sueño acorde al apetito que sientan tener en la vida, como misión o como goce. Así como Víctor Frankl en su libro “el hombre en busca de sentido” señalaba, con ideas precisas, de acuerdo a lo que tuvo que vivir en Auschwitz en la época Nazi. Teniendo un sueño claro, y con la fortaleza ya mencionada en el cimiento; podrán lograr todo tipo de cosas. Teniendo siempre una actitud optimista de la vida, de que es lograble el cambio, el logro y el éxito.

Esta demás decir, que esto no se aprende de un día para otro, sino que se aprende del día a día, colocando en práctica la visión positiva y de estar abierto de mente para sacar lo bueno y lo bonito de las personas que la vida te da a conocer. Algo que quiero compartir con ustedes, es una de las últimas cosas que aprendí de una persona muy especial y cercana. Que no todo en la vida hay que calcularlo o ponderarlo; sino que hay veces que debe actuar el sentimiento y la corazonada. En otras palabras, perder el miedo a sufrir, porque sufrir viene siendo parte del sentir; y sentir… sentir es realmente vivir.
Como dice Pablo Coelho: “La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante”.