
Es común escuchar decir que “es algo verdadero, que nadie lo podrá cambiar”, que es una sensibilidad del alma, que estrecha los lazos entre una persona con otra; que es algo celestial, divino o, en su defecto, que es ciego.Es difícil llegar a la conclusión de qué es el amor de pareja, debido a que uno estará atado a las condiciones sentimentales del momento, por el solo hecho de ser “ser humano”.Ahondaré en esté punto. En la antropología filosófica, se entiende que el hombre (como ser humano) es persona por el hecho de poseer un alma espiritual. Al ser “ser humano”, y por ende, persona, se posee 3 propiedades o capacidades intrínsecas al él: la libertad, la vida interior y la comunicación o relación de esta vida interna con otros.El ser humano en su vida interior desarrolla lo que son las abstracciones, asimilaciones y sensibilidades propias de cada uno; su personalidad y forma de concebir la vida, como también el de sentir. Con la tercera propiedad, la de comunicación, se da lo que se conoce como amistad y amor. Es cuando se conectan abstractamente las intimidades de las personas, y llegar a establecer lazos de afecto y cariño.Por lo tanto, desde la interpretación de un punto de vista basada en una ciencia, se podría decir que el amor de pareja es el agrado de estar, compartir y conocer las vidas internas, sensibilidades, emociones y otras características de las personas correlativamente.Podría complementar señalando, tanto empíricamente como por un acuerdo colectivo, que es una sensación grata, el hecho de ver que la otra persona esta feliz al conocerla tal cual es y compartir momentos inolvidables. Por este motivo nacen las frases como “el amor puede incluso detener la marcha del tiempo”; al ser tan bella esta sensación, deja a la persona en un estado singular, que yo podría llamar “enamoramiento”. Este estado tiene varios matices, no es que todos queden enamorados de igual forma que otras personas, ya que cada ser humano, al ser de la misma especia, aun así, por factores genéticos y fisiológicos, somos distintos, en lo que llamo “diferencias accidentales”.El enamoramiento puede ser muy agudo en ciertos casos, como pueden ser muy graves en otras. El enamorado centra su atención a ese bien, que le otorga un grado único de satisfacción, y dependiendo de la concepción de su vida interna, en el sentido de cómo concibe la vida y el amor, podrá saber gozar de este sentimiento y proyectarlo en sus acciones en el mundo real, o en su defecto, que no pueda vivirla de una manera adecuada por no tener una vida interna segura y fuerte, por lo que dejará en stand-by los demás intereses de la vida, concentrando de manera peligrosa sus actos hacía la persona amada.Para terceros o para alguien que estuvo en ese estado puede decir del amor:”el amor es ciego” o “el amor no anda muy fuerte en la lógica”.Tanto en una buena percepción del como se concibe el amor, hay que tener cuidado con lo que va en contra del amor: la costumbre. Se ha dicho muchas veces que no hay enemigo más fuerte para el amor que la costumbre, y con toda la razón. Un hombre y una mujer que se aman necesitan renovar constantemente los motivos externos de su atracción para que ésta perdure: los trajes nuevos, la conmemoración de ciertas fechas, las ausencias, las riñas y las reconciliaciones subsiguientes, no son más que formas diferentes de renovar el poder de atracción y de luchar contra la línea recta del hábito y las costumbres, siempre sin olvidar que uno tiene que lograr metas en la vida y no truncarlas por un “capricho”, y proyectar de mejor manera ese sentir con lo que uno puede llegar a ser y lograr. “”Recordemos que el fin del hombre es llegar a la felicidad.””Puedo llegar a la conclusión de que el amor no es algo malo, ya que es humano y esta dentro de nosotros, es algo intrínseco y, por lo tanto, inalienable.Es una sensación muy rica, que eleva y alegra el como uno se desenvuelve en el día a día. Ahora bien, ¿dónde está el problema? Esta en como las condiciones, contexto, tiempo y espacio afecta a como se entiende y concibe el amor de pareja; el cuan preparado esté la vida interna de cada persona, para no aislarse de la vida real, a la vida social, sino saber ocupar el amor de pareja, que se toma como energía (dada la vitalidad que entrega cuando uno esta en ese estado), y proyectarla a la vida social, y crecer individualmente como en pareja.Yo, en lo personal, me quedo con este refrán: “El amor es ciego, pero no es ni sordo ni mudo.”
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